lunes, 12 de enero de 2009

De vacaciones en Puerto Escondido

La experiencia fue muy hermosa ya que pude sentir el aliento de la Diosa que vino de la brisa marina y el calor del Dios en el sol. Al principio la gente se me quedaba viendo extraño, a parte de que era temporada alta, tenía que cuidarme de aquellas personas intolerantes o ignorantes que al verme se quedaban atontadas o sin saber que decir.


Afortunadamente no tuve ningún problema y pude ofrendar al Dios y a la Diosa. Principalmente ofrecí objetos naturales que se encontraban en el área, tales como conchitas, hojas y frutos caídos de las árboles. En verdad fue una experiencia que jamás olvidaré por que sentí la presencia de los Dioses en la naturaleza y pude hacer meditaciones y cargarme de mucha enregía natural.
Si te encuentras en lugares así y tienes que ofrendar a los Dioses, siempre usa cosas que se encuentren dentro del área y nunca utilices cosas como plásticos, vidrios etc. que tarden años en degradarse y que contaminen.



Desgraciadamente, había mucha gente Pipiripipiií (nacos) que llegaban con sus pollos rostizados y tortillas en manada y dejaban muchísima basura en la playa, sobre todo los que traían bebes, dejaban los pañales cagados sobre la arena así como sus cervezas y refrescos. Me dió muchísimo coraje pero a esa gente no se les puede decir nada por que lo que se recibe son golpes o groserías. Por eso al irse, por respeto al los lugares sagrados de la Diosa y el Dios, recogí con una bolsa todas las porquerías que esta gente dejó.


Doy gracias al Dios y a la Diosa por brindarme la oportunidad de estar en esos lugares sagrados y contemplar su presencia en ellos. El ser humano tendrá que valorar estos tesoros divinos ya que muy pronto no tendrá la oportunidad de disfrutarlos.



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